«Común ciudadanía, común estupidez»

Ahora los hispanos - léase puertorriqueños - de un condado de Ohio podrán votar en español.  No estoy seguro de que sea algo que se deba celebrar, pues apunta a una deficiencia cultural de muchos compatriotas nuestros que se radican permanentemente en Estados Unidos, pero se niegan a aprender inglés, condenándose a la marginalidad.  Quien se muda a un país hablante de otro idioma tiene la obligación de aprenderlo.  Si bien debe haber algún «acomodo razonable» durante un tiempo,  a largo plazo, no puede pretenderse vivir en esa otra tierra sin hablar su lengua.  Hay que preguntarse qué sentido tiene facilitar una boleta de votación en español a alguien cuyo desconocimiento del inglés es tal que no le permite entender el debate y la discusión sobre asuntos públicos en inglés.

El año pasado aquí se legisló para que los materiales electorales se publiquen en inglés, cosa que dos o tres gringos brutos y entrometidos voten en nuestras elecciones.  Recuerdo haber planteado que, si no sabían suficiente español para entender la discusión pública, de nada les valía votar en inglés.  Tan disparatada aquella decisión como ésta.

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