Tres tristes toleteros
Un maleficio parece haberle caído a figuras estelares nuestras en el béisbol de las Grandes Ligas. Primero fue «Igor» González, luego le ocurrió a Carlos Delgado, y ahora le sucede a Carlos Beltrán: los tres ven sus carreras brillantes tronchadas por lesiones de las que no se recuperan. «Igor» sencillamente dejó de jugar, pues, cada vez que lo intentaba, se lastimaba de una forma tan grave, que no jugaba en el resto de la temporada. Delgado, quien ya estaba en las postrimerías de su carrera, hace tanto tiempo que no juega que, si volviera a hacerlo - cosa que luce improbable - habrá perdido tantas facultades para entonces, que sería una nulidad. Su caso es muy triste, pues sólo le falta una veintena de jonrones para llegar a la cifra consagratoria de 500. Beltrán, por su parte, en plenitud de facultades, no mejora de su rodilla operada, y con el paso de los días va quedando en el olvido.
Fragilidad y mala suerte, una combinación muy negativa para estos tres grandes jugadores puertorriqueños.
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