El cuento del pollito

Esto de plantear el «daño» que se le hace a la imagen de Puerto Rico cuando se producen incidentes como el del Hotel Sheraton es una soberana imbecilidad. Los países, al igual que los individuos, no pueden vivir a base del «qué dirán». Se hace lo que se tenga que hacer, y cada cual lo tomará como le parezca. La gente que trabaja en el turismo quisiera que nadie se escupiera en la calle, por temor a que unos visitantes tiquismiquis cancelen sus planes de venir.

Hombre, pero es que, si eso fuera así, España se hubiera ido a la mierda como destino turístico, con ETA poniendo bombas a cada rato. Y no es así; después de Francia, es el país europeo más visitado. En Francia, por su parte, los sindicatos se van al paro cada tres días, y vaya usted a ver las colas para subir a la Torre Eiffel. Italia es un país anárquico, con un Primer Ministro que mejor se llamaría «Busconi», y hay que tener la paciencia de Job para entrar a la Basílica de San Pedro.

La gente tiene la suficiente madurez para darse cuenta de que no hay lugares perfectos; por eso, se viaja a todas partes del mundo. Hasta a un país tan corrupto como el nuestro, por culpa, precisamente, del partido de gobierno al cual pertenecen los funcionarios de turismo que hacen aspavientos por todo.

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