Lo que Salamanca me «prestó»

Salamanca me tenía reservada una agradable sorpresa: la Feria Municipal del Libro, en plena Plaza Mayor. Aunque de tamaño reducido, el surtido de las librerías participantes era amplio. Como ciudad universitaria por antonomasia, fuera de ello, había un buen número de librerías que, en ocasión de la Feria, también ofrecían un 10% de descuento en su inventario. Así que tuve que hacer un gran esfuerzo para contenerme, recordando que compraba en euros. Aun así conseguí algunos libros de autores españoles y otros europeos, que no circulan por acá.

No podía faltar la visita a la Casa Museo de Unamuno. Nuevamente, el mapa no era del todo sencillo, por lo que tuve que preguntar a dos estudiantes, por separado, dónde quedaba. Ninguno supo decirme. Por un momento, tuve la impresión de que me iban a preguntar quién era Unamuno. Lo cierto es que la casa, que era la que ocupó el gran escritor mientras fue Rector de la Universidad, pasa casi inadvertida, pues el letrero es pequeño y no es fácilmente distinguible a poca distancia. Las visitas son guiadas - por una mujer con aspecto de ama de llaves de una película de misterio - y en periodos muy breves. No obstante, la casa está muy bien conservada y ofrece una idea bastante completa de la vida de Unamuno en ella. Nuevamente, fue un privilegio poder estar tan cerca de su biblioteca, su escritorio, sus efectos personales, y mirar por la ventana por donde se asomó a ver la Salamanca que durante 14 años lo acogió como Rector de su prestigiosa Universidad.

Allí estuve...con lo que natura me dio.

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