«Granada, tierra soñada...»

Como no pienso escribir una continuación de mi libro De Amsterdam a Viena: impresiones de un viajero, publicado hace poco, aprovecharé este espacio para contar algo del viaje que esta pasada quincena hicimos a España, concretamente a Granada, Córdoba, Salamanca y Madrid.

El hilo conductor de este periplo fue el frío que, en primer lugar, la primavera andaluza nos tenía reservado.  Insólitamente, luego de unos días de intenso calor previos a nuestra llegada, Granada nos recibió con unas temperaturas que sorprendían incluso a los lugareños.  Así que la visita a la Alhambra y el Generalife se hizo bajo el signo de un frío que calaba hasta los huesos en el recorrido por aquellos bellos jardines.

Tampoco fue posible ver la Alhambra en todo su esplendor, pues coincidimos con unas obras de restauración en el palacio.  Por ello, en el famoso Patio de los Leones, no había ni uno de ellos, y la fuente estaba seca.  Peor fue el Salón de la Justicia, al cual no era posible siquiera acercarse, por el valladar colocado con motivo de las obras.

No obstante, la celebración de las Cruces de Mayo nos dio la oportunidad de apreciar esta manifestación de la cultura granadina, sorprendente en su pujanza aún en estos tiempos de tantas cosas vanas.  El numeroso público que se reúne en este festejo popular y religioso, con participación de gente joven y de niños ataviados a la usanza tradicional, revela la fuerza de esta cultura que sabe apreciar lo suyo y trasmitirlo de una generación a otra.

Por supuesto, no era posible ir a Granada sin ver la Casa Museo de Federico García Lorca, rodeada por un parque inmenso y muy bien puesto. Se trata de la residencia veraniega de la familia; nada fastuosa pero cómoda.  Yo, que estas cosas me emocionan, me sentí privilegiado de entrar a la habitación del poeta y dramaturgo y contemplar el escritorio sobre el cual escribió muchas de sus obras más famosas.  Fue otra de esas experiencias de tener un «contacto» nunca soñado por mí con figuras míticas de la historia o las letras.

Valió la pena del frío.

Comentarios

Jaime Riera Seivane ha dicho que…
Que bueno es tenerte de vuelta en Macondo.

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