No hay Salvador.

Tengo la impresión de que, por ahora, el regreso de Acevedo Vilá al PPD no es visto con buenos ojos. Los comentarios sobre esa posibilidad no son muy entusiastas; incluso, lo dicho por Héctor Ferrer suena a que lo ven como un advenedizo, alguien que no se ha ganado un puesto en el partido.

Y es que Aníbal puso su ego por encima de los mejores intereses del partido, insistió en postularse y llevó al PPD al fondo de un abismo político del cual no salen. Luego de una «absolución» que no la creyó ni el jurado que la emitió, actuó como un culpable abochornado de haber salido bien: se escondió, y dejó que Ferrer cogiera cantazos y se autodestruyera, para él volver como Aníbal Salvador. Mientras tanto, se dedicó a vender su libro, lleno de mensajes escritos por otros. Es evidente que esas estrategias ventajeras no han caído bien entre sus correligionarios.

Para todos los efectos prácticos, el PPD no existe. Y si tienen que recurrir a postular a Aníbal nuevamente, no tienen salvación.

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