«Los mercaderes del templo»

Continúa el dispendio en el gasto público relacionado con la recuperación del país tras el huracán María. La gente a cargo estima invariablemente que solo el sector privado puede hacer el trabajo, y que se justifica el pago de sumas multimillonarias o muy cerca de ellas. Por supuesto que en algunos casos es así, pero no en todos, y se enlían unos y otros, para beneficiar indebidamente a contratistas ad hoc o de cierta calaña, a quienes no se les investiga razonablemente.

La reconstrucción del país se ha convertido en un negocio, más allá de lo que es propio por la naturaleza de los bienes y los servicios que le son necesarios, sino en el sentido de la explotación de la crisis para un enriquecimiento indebido o hasta ilícito. En el mejor de los casos, el gobierno ha sido negligente en el desempeño de velar por el mejor uso de los haberes públicos; en el peor, se ha confabulado para saquear el tesoro público.

Hay que seguir sacando a «los mercaderes del templo».

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