Los cabros se comen la lechuga

Pero, ¿alguien pensó que iban a aprobar un verdadero código de ética para la Asamblea Legislativa? «Nadie puede dar de lo que no tiene» reza un viejo aforismo. Donde no hay ética no puede haber un código que la regule. Al igual que con las otras promesas del nuevo gobierno -- que «envejece» aceleradamente -- ésta se cumple a medias, en el mejor de los casos.

La ética es vivencia diaria que surge de un corazón limpio, de un afán de hacer bien las cosas, sin dobleces ni subterfugios. Desafortunadamente, la práctica de la política partidista está llena de elementos negativos y, precisamente, contrarios a una gestión pública honrada y transparente. Por ello, los que triunfan y pasan a ocupar cargos electivos son, en su mayoría, los menos indicados para autoregularse, como ha quedado demostrado actualmente.

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