¡Cuidado con los números!

Tratar de resolver la crisis económica del país con una avalancha de impuestos a renglones comerciales e industriales que los pasarán al consumidor es una estrategia peligrosa, pues puede provocar una reducción en el consumo y una consiguiente contracción económica. Si el precio de bienes y servicios aumenta hasta un nivel que resulte incosteable para la gente, se reducirá la demanda. De muy poco valdrá que se impongan impuestos a unas mercancías, si se reduce su venta significativamente, y por lo tanto, los recaudos esperados.

Una buena política fiscal es mucho más que un mero ejercicio aritmético o contable, en el que, en el papel,  se solucionan problemas de insuficiencia de fondos. Hay que tomar en cuenta la realidad y la psicología de los seres humanos agobiados por los desaciertos del gobierno.

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