Desmadre militar

Las comisarías de la Guardia Nacional siempre se han prestado para busconerías de gente aprovechada indebidamente de esos beneficios. Ahora comienzan a salir otros aspectos de la corrupción que ese sistema de privilegio de compras produce. Tal parece que esos recintos castrenses, sintiéndose inmunes al escrutinio público, y gozando de la imagen favorable de los uniformados, han estado abusando de las ventajas que se les han concedido, extendiéndolas a personas inelegibles. Envalentonados con esa impunidad, el fideicomiso que administra la Guardia Nacional compró un terreno por $12 millones, sin que conste la necesidad o el  propósito de esta transacción.

Ahí tienen los que sienten reverencia por el uniforme militar de Estados Unidos y todas sus cosas. Debajo del bonito uniforme tienen el «cuello sucio».

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