Hacia la prosperidad puertorriqueña

No hay que ser un genio de las ciencias económicas para comprender que el crecimiento y desarrollo plenos solo puede darse si aumentamos la inversión doméstica y el consumo de lo que se produce en el país. La sustitución de importaciones a un nivel sustancial es parte de la vieja y sabia receta de los economistas puertorriqueños independientes e independentistas. Sin el apoyo del consumidor, no habrá una transformación significativa en nuestra economía. El éxito de las empresas puertorriqueñas es absolutamente crucial para que tengamos una base económica sólida. No se trata de una trasnochada autarquía, sino de lograr un balance entre consumir lo que se produce aquí y lo importado. No puede esperarse que el sector comercial y el industrial expandan sus operaciones y aumenten su producción, si no se genera una demanda adecuada para sus productos y servicios.

Hay que dejar a un lado las ideas preconcebidas y los afanes de distinción que impulsan unos patrones de consumo que marginan la producción puertorriqueña. Consumamos lo nuestro, y el país entero se beneficiará.

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