Nada que conmemorar

Entendida la tragedia del 11 de septiembre en Nueva York, me parece que los americanos han hecho de esto un asunto mediático y de cierta propaganda ideológica y política. Una cosa es no olvidar a los muertos, y otra es regodearse, a diez años plazo, en el dolor y la pérdida. Sobre todo, cuando sabemos que desde el gobierno municipal hasta el federal no actuaron de manera ejemplar con sobrevivientes, familiares y rescatistas del suceso. En todo esto no ha faltado el engaño y el fraude por parte de víctimas o supuestas víctimas, que han querido aprovechar la situación para lucrarse. Uno que otro ha asumido un papel de héroe que no le correspondía.

En fin, en la tragedia, el país se ha comportado como lo que es: un amasijo de avaricia, corrupción y mentira disfrazado con propaganda de Madison Avenue.

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