Menos corporación y más pública

El problema fundamental de la Autoridad de Energía Eléctrica es que, como las demás corporaciones públicas, es mucho de lo primero y muy poco de lo segundo. Aunque ese modelo de organizar una entidad gubernamental tiene unas ventajas, la mentalidad corporativa acaba imponiéndose, a despecho de las consideraciones de servicio público que deben ser su razón de ser. Corporaciones públicas como la AEE tienen, entonces, Juntas de Directores integradas por ejecutivos del sector privado acostumbrados a manejar sus negocios pensando en bonos, inversiones y réditos, y muy poco en una función social. En la búsqueda de eficiencia y rentabilidad --objetivos nada despreciables--con frecuencia, se procede de espaldas al bien común y a las necesidades de un país del cual ellos están enajenados, por su situación de privilegio.

Hay suficiente capacidad y talento no comprometido con los grandes intereses económicos en el país para que se reorganicen la AEE y otras corporaciones públicas sobre la base de una economía solidaria, atenta a lo que el puertorriqueño de a pie verdaderamente necesita.

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