Un remedio peor que la enfermedad

Ahora nos vienen con el cuento de que la forma en que los viejos podemos - me incluyo - reducir la presión arterial, el colesterol y los triglicéridos es teniendo un perro en la casa. ¿Y los vecinos? Que se fastidien, pues cuando el perro empiece a ladrar incesantemente a todas horas, la presión arterial de los vecinos va a estar por las nubes.

Creo que esta «terapia canina» estaría muy bien para la gente que vive en lugares apartados, para que se dé gusto oyendo a su perro ladrar mañana, tarde, noche y, sobre todo, de madrugada. O limitarlo a alguna raza perruna que sea muda...

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