No hay que ser la Madre Teresa.

Hay una convocatoria para que el sector privado se dé golpes de pecho con sus programas de responsabilidad social empresarial. Aquí les va una idea gratis: lo único que hay que hacer es ser honrados y justos con sus clientes y sus empleados. No hay mayor responsabilidad social que ésa. Porque, ¿de qué vale tanto autobombo y platillos, si no se hace lo fundamental? La gente no espera que los comerciantes sean Hermanitas de la Caridad, haciendo el bien, a la menor provocación, pero sí que la mercancía que vendan o los servicios que presten sean buenos y a un precio o costo razonable, y que paguen un salario justo y traten decentemente a sus empleados.

La «caridad» no lava la falta de honradez ni la injusticia laboral.

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