Un viernes verdaderamente negro

La tragedia en la tienda Wal-Mart en Long Island era de esperarse, dadas las circunstancias del desenfreno que propicia el despropósito del Black Friday. Esto es lo que ocurre cuando el gobierno desatiende su responsabilidad de proteger a la sociedad de la rapacidad del sector privado, en este caso, el comercial. Si Wal - Mart y el resto del comercio tuvieran un mínimo de conciencia suspenderían voluntariamente estas malditas ventas del madrugador. Si el gobierno no fuera tan pusilánime, habría prohibido esta práctica comercial, por atentar contra el orden y la seguridad públicas. ¿Cuántas muertes más tendrán que ocurrir, antes de que se ponga coto a esta barbarie?

¿Esperaremos en Puerto Rico que ocurra algo similar para actuar al respecto?

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