La estupidez en tiempos de la pandemia

Se leen comentarios en las redes sociales acerca de la propuesta de hacer obligatorio por ley la vacunación contra el coronavirus, cuando exista la vacuna. Algunos hasta levantan argumantos de naturaleza constitucional en su contra. Todo ello hijo de la ignorancia y una actitud contestataria estúpida.

Quienes pecan de ella desconocen que existe el «poder de razón de Estado», en virtud del cual el gobierno de un país tiene la autoridad de dictar una medida que imponga una obligación que vaya por encima de un derecho civil o humano que normalmente tenga primacía. Obviamente, ello se invoca legítimamente solo en casos excepcionales de extrema necesidad por cuestiones de salud o seguridad.

Esta pandemia es, ciertamente, uno de esos casos. Los estragos que ha causado, está causando y causará son lo suficientes como para justificar que, existiendo la vacuna, sea obligatoria. No puede haber margen para un contagio por temeridad o pruritos de clase alguna.  De la misma forma que, en tiempos normales, se requiere la vacunación de niños en el ambiente escolar o de viajeros para ciertos destinos, mucho más se podrá obligar a esta protección de la salud pública mundial.

Mientras tanto, hay que vacunarse contra la estupidez social.

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