Bienvenidas las armas

La medida de los «valores» del Imperio la proporciona de manera muy señalada su gasto militar. No importa la situación de Estados Unidos, el presupuesto militar es intocable, algo que queda corroborado ahora con la pandemia. El país es el más azotado por este flagelo mundial, pero prefiere carecer de mascarillas, fármacos y ventiladores, antes que de bombas y fusiles. Y tiene que ser así porque es la lógica del imperialismo hegemónico.

Ya lo había advertido Eisenhower en su despedida de la presidencia: el military- industrial complex tiene un peso desmedido en la vida política estadounidense y eso tiene unos efectos muy negativos. El hombre que había dirigido el esfuerzo bélico aliado en la Segunda Guerra Mundial había leído la escritura en la pared y estaba espantado. Pero, el afán de dominación de su país era y es demasiado fuerte, y no cede ante ninguna circunstancia.

Estados Unidos quiere el desarme mundial ajeno, para tener el campo libre para imponer su voluntad imperial en todo el globo terráqueo. Para los americanos, nunca habrá un «adiós a las armas».

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