El lloriqueo de un nene

Aníbal Acevedo Vilá, quien hace años acuñó la infame frase «lo mejor de los dos mundos» para referirse a la subordinación política de su patria a Estados Unidos, ahora quiere revivir la sección 936 del Código de Rentas Internas de ese país como motor económico para el nuestro. En ausencia de un proyecto político y económico en medio de esta crisis, lo único que se le ocurre es plantear volver a una situación en que nuestra economía penda del hilo de una sección de la legislación contributiva de otro país. La idea, despreciable por demás, rezuma colonialismo por los cuatro costados porque valida la dependencia de manera absoluta de una legislación que ni siquiera tiene visos de derecho político nacional o internacional, sino de una cuestión puramente interna de un país, como es la tributaria y que, por lo tanto, está sujeta a cambios que no requieren un proceso político de envergadura en el país del que se depende. Y para hacerlo más patético, su propuesta va envuelta en la idea de que con ella le resolvemos un problema a la metrópoli, para hacerlo más aceptable allá. 

He aquí a una persona que en el pasado se ha cantado «autonomista» y hasta casi «soberanista», voceando su descontento con la relación con Estados Unidos y clamando por cambios a ésta, y cuando se aprieta la cosa, corre a refugiarse en la falda americana como el nene que se ha dado un golpe. 

¡Y pensar que alguien así ha sido una figura relevante en nuestro país y quiere volver a serlo!

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