"We have seen the enemy and it is us."

Famosamente, Buñuel exclamaba: «¡Gracias a Dios que soy ateo!», ante el comportamiento de los creyentes. Hoy, me inclino a exclamar: ¡Gracias a Dios que soy comunista!, porque lo que veo de los defensores de la democracia capitalista no es nada bueno. Cada día se les descubre como gente que suscribe el dictum maquiavélico de «el fin justifica los medios», es decir, todo es válido para derrotar a los supuestos enemigos. ¿Qué si no eso eran los infames dirty tricks de "Tricky Dick Nixon, patriarca del juego sucio político estadounidense?

En su obsesión contra la izquierda y el socialismo, los alegados demócratas recurren a todo -- incluso al asesinato -- para defender los valores que niegan con su proceder ilegal e inmoral. Es la versión política de aquel pronunciamiento infame de que hay que destruir algo -- en este caso, los elementos de la vida democrática -- para salvarla. Por eso, se inventan historias, se exageran otras y se distorsionan los hechos; todo para destruir al «enemigo».

Pero, como se ha dicho correctamente: "We have seen the enemy and it is us."

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