El grito en la calle

¡Arden las calles en todo el mundo! La gente en todos lados ventila su disgusto y frustración con los gobiernos. En uno que otro caso se trata de manifestaciones más o menos espontáneas; en la mayoría son obra de la oposición, incluso con la colaboración de elementos foráneos, para lograr lo que de otra manera no ha podido: asumir el poder.

Resulta importante determinar por qué y contra quién se protesta, para tener una idea de su legitimidad. No se cuestiona el derecho a protestar, sino las razones verdaderas para ello y quiénes son los pescadores que van a tener ganancia en esos ríos revueltos. Porque no son lo mismo aquellos cacerolazos contra Allende que los que se hacen contra Piñera. En aquellos estaba la mano siniestra del fascismo pinochetista, y en éstos la mano del pueblo hambriento y oprimido.

Porque lo que toda esa gente revuelta en las calles tiene que preguntarse es si lo que piden a gritos es el regreso de la represión dictatorial y la explotación oligárquica o la restauración de un auténtico gobierno para el pueblo.

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