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Mostrando entradas de septiembre, 2019

Enajenados de sí mismos

¡Qué penoso es querer ser lo que no se es! Sentirse incompleto o menos que otro, y vivir anhelando la aceptación ajena como forma de validarse como ser humano. Tener una noción muy diluida de la identidad propia, considerándola como un elemento puramente folclórico y secundario. Sostener públicamente y ante el mundo que la nacionalidad vale muy poco ante la ciudadanía de otro país. Renegar de la familia grande de la patria, buscando la adopción de una familia extranjera y extraña, por pura ventaja económica. ¡Cuánta vergüenza en medio de un mundo hecho por seres que lo dieron todo por reivindicar su derecho a ser plenamente lo que eran! Solo espíritus enfermos son incapaces de sentir lo que la naturaleza ha escrito en el corazón de los seres humanos de cada tierra. Esos enajenados de sí mismos viven en su infierno propio.

El secretismo oficial

¿Cuántas veces habrá que decir que el sector privado no puede ni debe imponerle normas de confidencialidad al Estado en los asuntos públicos? Una cosa es la negociación entre dos empresas privadas, y otra muy distinta es la de una empresa privada y el Estado en cualquiera de sus manifestaciones. Quien quiera hacer negocios con el Estado tiene que someterse al escrutinio público de principio a fin. Muchos problemas de administración pública comienzan cuando se ocultan nombres y circunstancias en acercamientos entre personas del sector privado y el gobierno. Luego, cuando el daño está hecho, se destapa lo que se ocultó al principio y nos enteramos de lo que se pudo haber sabido, si no se hubiera insistido en el secretismo oficial. Las lecciones en este respecto han sido muchas, muy graves y muy recientes. Ignorarlas es una temeridad imperdonable en nuestros funcionarios.

El abuso de los poderosos

La opresión económica de los países ricos y poderosos a países como Cuba, Nicaragua y Venezuela es nada menos que un crimen de lesa humanidad. Empobrecer a un pueblo mediante bloqueos y sanciones económicas de todas clases es una agresión inhumana de una barbarie sobrecogedora en un mundo supuestamente civilizado y sometido a un estado de derecho internacional. Discrepar de un sistema de gobierno no puede ser razón para castigar inmisericordemente a todo un pueblo. Lo que pasa es que la razón verdadera para esa hostilidad extrema es que el éxito de un sistema distinto del capitalismo salvaje imperante en los países opresores no puede permitirse porque sus poblaciones verían que, efectivamente, otro mundo es posible. Así que hay que hacer que esos gobiernos fracasen a las malas, una señal de la debilidad de ls posición capitalista, pues no se espera a que el fracaso se produzca de manera natural, como resultado de errores propios. El mundo observa ese abuso continuado, una apoteosis...

«Los mercaderes del templo»

Continúa el dispendio en el gasto público relacionado con la recuperación del país tras el huracán María. La gente a cargo estima invariablemente que solo el sector privado puede hacer el trabajo, y que se justifica el pago de sumas multimillonarias o muy cerca de ellas. Por supuesto que en algunos casos es así, pero no en todos, y se enlían unos y otros, para beneficiar indebidamente a contratistas ad hoc o de cierta calaña, a quienes no se les investiga razonablemente. La reconstrucción del país se ha convertido en un negocio, más allá de lo que es propio por la naturaleza de los bienes y los servicios que le son necesarios, sino en el sentido de la explotación de la crisis para un enriquecimiento indebido o hasta ilícito. En el mejor de los casos, el gobierno ha sido negligente en el desempeño de velar por el mejor uso de los haberes públicos; en el peor, se ha confabulado para saquear el tesoro público. Hay que seguir sacando a «los mercaderes del templo».

Un mal que tiene cura

Mientras la atención a la salud sea un negocio dentro del esquema capitalista, el precio de los fármacos y el costo de los demás renglones será un problema sin una solución eficaz. El afán de lucro -- con todo lo que supone -- no es la mejor disposición para enfrentar los retos que presenta la salud humana. Hay decisiones vitales que no deben estar sujetas a consideraciones de rentabilidad ni a las «fuerzas del mercado», llenas de intermediarios que encarecen la prestación de servicios de salud. Quienes tienen la dicha de vivir en países en que la salud se atiende de otra manera saben que es posible y no lo cambian por nuestro modelo, uno que, como tantas otras cosas, es importado de un país donde todo es negocio. Mientras esto sea así, siempre estaremos poniendo remedios paliativos, en vez de atacar el mal en su raíz: el egoísmo capitalista.

Una falsa alarma

A cada rato se publica, como si fuera una tragedia, que la venta de autos nuevos ha mermado. Si bien se trata de un renglón de consumo de cierto relieve, no creo que deba tomarse como un indicador principal de actividad económica en nuestro país. Por lo menos, no como parte de una economía sana, sino como la de una orientada exageradamente al consumo de bienes con los que se ostenta. Porque nunca se dice que se venden menos estufas, lavadoras o neveras, otros bienes de consumo duraderos, pero sin la exposición pública de los autos. Lo cierto es que, aparte de la gente ostentosa y con el vicio de comprar, nadie anda por ahí cambiando el carro a cada rato. Que se compren menos autos nuevos se puede deber a varios factores, entre ellos a que, con la excepción de los americanos, los que más se venden duran más. La hegemonía asiática en la fabricación de autos cambió hace décadas la costumbre un tanto generalizada de cambiar el auto cada tres o cinco años. El consumidor de hoy es mucho má...

Producir lo que comemos y comer lo que producimos

Entusiasma ver el entusiasmo de nuestra juventud por la agricultura como medio de vida y contribución al futuro del país. Luego de dos generaciones de puertorriqueños que abandonaron la tierra, deslumbrados con los cacareados beneficios de la industrialización, los jóvenes de hoy han descubierto el potencial económico de la tierra que siempre estuvo ahí, pero la «Operación Manos a la Obra» desmereció. Ahora que la burbuja del «progreso que se vive» explotó, y que María nos puso a repensar el país, nuestros hijos y nietos se han dado cuenta de que no hay desarrollo sostenible sin una actividad agrícola robusta que permita la sustitución de importaciones en los alimentos, para eliminar el desbalance de 85% importado y solo 15% cosechado aquí. Ningún país puede funcionar adecuadamente con semejante desproporción en el renglón alimentario. Hay esperanza de que nuestros muchachos logren en un periodo razonable que la agricultura puertorriqueña aumente significativamente su aportación a l...

De errores y dudas

Ahora que todo el país se ha convertido en «jurado televisivo» en la más reciente causa célebre, procede aclarar dos cosas, para que no nos rasguemos las vestiduras innecesariamente. Primero, como no hay juicios perfectos, se cometen errores, pero no todos tienen el mismo peso. La jurisprudencia ha reconocido desde hace muchísimo tiempo el « error no perjudicial », es decir, el que no cambia significativamente las cosas en un juicio. Y tiene que ser así porque, de lo contrario, habría que anular un sinnúmero de juicios, y la justicia funcionaría peor que lo que funciona. Segundo, el hecho de que haya alguna duda no significa que debe anotarse a favor del acusado. Tiene que ser una « duda razonable », es decir, la que señale la razón y el sentido común. Por lo tanto, una mera contradicción, incongruencia o imprecisión en un testimonio no necesariamente crea la duda razonable que debe resultar absolutoria. Si no se trata de una cuestión central o medular, no debe tomarse como base para...

FEMA y COBRA: la dupla de la duplicidad

El escándalo de FEMA y COBRA es la crónica de un tumbe anunciado. Desde hace mucho se denunciaron éste y otros malos manejos con la contratación de empresas para los trabajos de reconstrucción de Puerto Rico tras el paso del huracán María. Pero, la fuerte propaganda antisindical que hace muchos años se ha orquestado contra la UTIER hizo que muchos hicieran caso omiso de sus denuncias al respecto. Ahora, sin embargo, son las propias autoridades federales -- que gozan de tanta credibilidad en nuestro país -- las que validan los señalamientos de la Unión. Ojalá esto sirva para que nuestra gente le preste atención a lo que dice la UTIER acerca de la forma en que se manejan los asuntos en la Autoridad de Energía Eléctrica. Aprendamos a confiar en nuestra gente. El mal del país es la creencia de que los que vienen del exterior son mejores y saben más. Ya sabemos que el saqueo se gestó en Estados Unidos, donde funcionarios conspiraron con empresarios para aprovechar la bonanza de millones p...

Un «país nuevo»

Independientemente de lo que algunos puedan pensar de la revolución cubana, lo cierto es que Fidel le imprimió una solidaridad internacional admirable -- sobre todo si se tienen en cuenta las posibilidades materiales de Cuba -- que perdura hasta nuestros días. Actuando como el «hombre nuevo» que tan bien describió el «Che», el gobierno cubano a partir de la revolución ha puesto la acción donde ha puesto la prédica altruista. Es fácil ser generoso cuando se tiene mucho, pero un país empobrecido por un bloqueo económico inmisericorde por parte de la mayor potencia de este hemisferio no ha dejado de colaborar de manera ejemplar con su prójimo cercano o lejano, aportando recursos de todas clases, pero, principalmente, el humano de un pueblo instruido y generoso. Solo los fanáticos dejan de reconocer la gesta de la Cuba revolucionaria haciendo el bien en estos últimos 60 años.

Una actitud muy pobre acerca de una suma millonaria

Cuando un funcionario piensa y dice públicamente que $63 millones es un menudito y que, por lo tanto, no importa cómo se gaste, se declara incapaz para el servicio público. Eso es precisamente lo que ha hecho el mandamás de la Autoridad de Energía Eléctrica, al despachar livianamente el señalamiento de gasto excesivo en hospedaje de consultores estadounidenses en esa agencia. Si bien desde el punto estrictamente matemático esa suma es «pequeña» comparada con el presupuesto de la AEE, esa mentalidad es la que lleva a incurrir en gastos que, sumados, representan un despilfarro mayúsculo de fondos públicos. Lo cierto es que $63 millones nunca es una suma despreciable, por lo que, independientemente de cualquier otra consideración, su gasto en el sector público debe ser objeto del mayor celo.

Sembrando malos vientos

Hace 94 años, Tenesí fue escenario de un drama judicial que ha pasado a la historia como the Monkey Trial , el enjuiciamiento de un maestro de escuela secundaria por enseñar la teoría de la evolución, en abierto desafío a la ley del estado que lo prohibía. Aunque el maestro resultó culpable, la defensa del mítico Clarence Darrow fue brillante, y lo que perdió en Derecho lo ganó moralmente. Aquel drama judicial se convirtió en drama en las tablas y luego en cine en el clásico Inherit the Wind, cuya versión más reciente vi en Broadway hace unos años. Pues, la estupidez religiosa ha vuelto a ser noticia de primera plana en Tenesí, ya que una escuela católica ha retirado los libros de Harry Potter de su biblioteca, alegando que son una mala influencia, por el tema de la magia, los hechizos y cosas así. Parece que la Iglesia quiere revivir la vieja práctica del Índice, catálogo de libros y películas prohibidas a su feligresía. Si los dejan, no tardarán mucho en organizar quemas de lib...

Una tormenta tropical permanente

Parece una broma de mal gusto. En el Puerto Rico posMaría se nos aseguró durante dos años que el servicio eléctrico iba a ser mejor y más resistente a los fenómenos de la naturaleza. Por eso, suspendían el servicio a cada rato para hacer toda clase de trabajos a esos efectos. Pero, ahora resulta que, no bien pasamos el susto de Dorian, el país vuelve a experimentar «eventos» que dejan a miles de abonados sin energía eléctrica. Puerto Rico no solo está a oscuras por eso, sino porque no se nos explica la naturaleza de esos misteriosos «eventos». Una vez más se manipula el lenguaje usando un eufemismo neutral con el cual se pretende esconder el descuido, la incompetencia o la negligencia con la que se trabaja. Poco ha faltado para decir que se trata de un designio divino, sobre el cual no tenemos control y, por supuesto, responsabilidad. En fin, nos salvamos de Dorian, pero no de José Ortiz.