Para recordar

La muerte de Ted Kennedy, acaecida poco después de haberse cumplido 40 años de la de Mary Jo Kopechne, revive el recuerdo de que he got away with murder, si no literalmente, para todos los efectos. Un repaso de los hechos del 18 de julio de 1969 y los días siguientes no permiten otra conclusión. Tomando como cierta su «explicación» de lo ocurrido, no se puede entender por qué tardó más de ocho horas en informar del accidente a las autoridades. La respuesta es sencilla: tenía algo que ocultar, probablemente su borrachera y, posiblemente, algún traqueteo con la joven. Por eso, le convenía dejar pasar suficiente tiempo para «borrar» las huellas de su fechoría. Las autoridades fueron más que condescendientes, al permitirle hacer una alegación de culpabilidad por «abandonar la escena de un accidente en el que hubo daño corporal». Nada de negligencia ni de dejar de informar el accidente. Posteriormente, hubo un testimonio a los efectos de que la joven probablemente estuvo viva dos horas dentro del vehículo. No es sólo que Kennedy tardó ocho horas en informar del accidente, sino que lo hizo luego de que fue descubierto el carro en el lago. Lo condenaron a dos meses de cárcel, pero la sentencia le fue suspendida. A los padres de ella les pagó $90,000 de su bolsillo; también recibieron $50,000 de un seguro. No hubo autopsia y los padres no quisieron que se exhumara el cadáver Such is life...in the USA.

Siempre pensé que esa entrega suya al bien común fue una forma de expiar la culpa con la que tiene que haber vivido todos estos años. Si dejó morir a esa joven para salvar su carrera política, entonces tenía que aprovecharla para hacer algo bueno. Y lo hizo. Pero, estoy seguro de que el fantasma de Mary Jo nunca lo abandonó.

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