Con caballerosidad

La última vez que un boxeador insinuó que su contrincante era maricón eso le costó la vida, cuando fue golpeado con saña ante la indiferencia negligente del árbitro. Esperemos que no se repita aquella tragedia de Griffith y Paret, entre Caballero y nuestro Juanma López. En el afán de crear interés por una pelea, a veces se va demasiado lejos, entrando en personalismos ofensivos que desatan una furia en el cuadrilátero que acaba con la vida o la salud del ofensor.

Cuando se dé ese encuentro, habrá que estar pendiente, para que a Juanma no se le vaya el puño en lo que esperamos sea su triunfo en buena lid.

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