Esto viene de antes.

En este asunto de las cuantiosas deudas de agencias gubernamentales por los servicios de agua y luz, uno se tiene que preguntar: ¿Desde cuándo vienen esas deudas y qué hizo el Poder Ejecutivo al respecto? ¿Acaso gobiernos anteriores se hicieron de la vista larga, por no tomar medidas antipáticas, para que ahora haya que recurrir a la suspensión de esos servicios?

El país tiene que adjudicar su cuota de responsabilidad a las administraciones anteriores, que permitieron una situación como ésta. Si bien Fortuño no es santo de mi devoción, lo cierto es que el desbarajuste administrativo que se vive no es exclusivamente de su hechura. No en balde se piden «votos de confianza», cuando hay conciencia de que no se manejó bien la cosa pública.

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