«La fiebre no está en la sábana.»

Con esa inclinación que tenemos los boricuas hacia la exageración en todo, nuestra reacción a la fiebre porcina es casi como si se tratara de la peste bubónica. La situación actual aconseja cierto grado de cuidado y prudencia, pero nada más. No es cosa de tomar las farmacias por asalto ni andar por ahí embozado, como una vez lo estuvo Michael Jackson.

Somos un pueblo asustadizo, temeroso al extremo de fenómenos naturales y desarrollos sociales. Vivimos en eterno pánico por huracanes o terremotos; no queremos ser libres, por temor a una dictadura criolla o una revolución en la que se derrame sangre. Estamos demasiado pendientes del favor de Dios o de sus «representantes autorizados» en este mundo, los americanos.

Hace mucho que nos lavamos las manos... de nuestro futuro.

Comentarios

Roberto Ariel Fernández ha dicho que…
Otra vez das en el clavo.

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