Un juego amañado

A mí esto de descertificar sindicatos o ilegalizar partidos políticos - como en España - me da un fuerte olor a fascismo. El juego democrático supone la más amplia participación posible, por lo que la descalificación es una medida extrema que debe evitarse a toda costa. La sociedad debe tener la oportunidad de avalar o rechazar con sus votos las posturas - que bien pudieran ser extremistas - de cada cual. Hace mal el Estado en manipular la legalidad para, de entrada, impedir que se participe en el cacareado "libre mercado de las ideas." Resulta muy fácil eliminar de la competencia a los sectores más combativos.

Muy fácil... y muy peligroso para la libertad que se alega proteger.

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