¡Ay, qué delicado!

Poniendo por delante que cualquier conducta violenta de un miembro de la Policía debe ser tomada en cuenta, me parece un tanto ridículo que se emita una orden de protección contra una mujer policía que insultó a su marido - presuntamente consensual - en una discusión, mientras estaba pasada de tragos. El parte de prensa no dice que ella lo golpeara o lo amenazara con su arma de reglamento, conducta ciertamente agravante.

Debemos evitar caer en una aplicación histérica de la Ley 54, o todos los cónyuges, con papeles o sin ellos, terminaremos presos. Como hubiera dicho ese comediante genial recientemente fallecido, George Carlin, no podemos ser tan pussy en las relaciones de pareja.

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