Una lucha sin cartel

Si bien la publicidad de las normas jurídicas es importante para que la sociedad esté bien informada de lo que debe y no debe hacer, las mujeres esperan mucho más en este momento histórico que unos cartelitos que listan algunas de sus protecciones y derechos. El problema urgente es el de su seguridad, una que está en precario cotidianamente en una ola de violencia conyugal y de género que se nos presenta como imparable. Ante esa realidad, cualquier otra gestión, no importan sus méritos intrínsecos y lo bien intencionada, luce desubicada y hasta ridícula.

En momentos en que al país lo gobierna una mujer y el Departamento de Justicia lo dirige otra, resulta irónico e incongruente que la respuesta del Estado a la crisis de seguridad de las mujeres sea tan pasiva y, en algunos aspectos, tangente al problema central. Parecería tener razón quien dijo que el peor enemigo de una mujer lo es otra mujer.

La falta de un sentido de urgencia para atender la matanza de nuestras mujeres es un baldón de nuestro sistema de justicia y de las mujeres que lo dirigen al más alto nivel.

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