No se ha entendido bien la decisión de Fortuño de contratar a Ramiro como chef de La Fortaleza. El pobre hombre acaba de cerrar su restaurante por quiebra, y el Gobernador, dando el ejemplo de lo que debe hacerse para resolver el problema del desempleo a todos los niveles, lo ha recogido en el Palacio de Santa Catalina, evitando con ello, además, que un talento culinario de ese calibre se pierda. Sé que algunos malpensados que comentan este espacio lo ven de otra manera, pero se trata de gente envidiosa, que come en fondas y sólo vio Ramiro's desde la acera.
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