Calzoncillos manchados

Por lo que se va viendo, la Iglesia Católica puertorriqueña ha cojeado de la misma pata que las de otras latitudes, en lo que respecta a su manejo de los casos de pedofilia clerical. Ante ese crimen, han optado por cerrar filas para «proteger» la institución, dejando a un lado el deber legal y, sobre todo, moral de denunciarlo y erradicarlo de manera eficaz. Componendas, encubrimientos y pagos para silenciar han sido las respuestas de la jerarquía. La voz profética ha quedado muda, y el testimonio de vida, que tanto se predica desde los púlpitos, mediatizado por consideraciones indignas de quienes llaman a otros a reconocer su pecado y a enmendar su proceder.

No es con argumentos leguleyos de derecho canónico que se enfrenta esta crisis moral, sino con un mea culpa sincero y un verdadero propósito de rectificar. Lo contrario es predicar la moral en unos calzoncillos manchados y rotos a la vista de todo el mundo.

Comentarios

Entradas populares