Un problema buscado

Como era de esperarse, el festinado nombramiento del exalcalde de Villalba a la judicatura ya ha puesto en jaque al Poder Judicial, así como al Ejecutivo que lo nombró y al Legislativo que lo confirmó en nueve días. Todo esto, a pesar de que se tenían «motivos fundados para creer» que el hombre había incurrido, cuando menos, en conducta contraria a la ética, y muy posiblemente, ilegal. Por razones que no están del todo claras, este hombre, que triunfó en la contienda electoral el pasado noviembre, renunció en enero de este año, y ya en junio lo habían confirmado como juez. Ahora el informe de la Oficina del Contralor le imputa una serie de irregularidades como alcalde.

Independientemente de lo que se le pueda -- o quiera -- probar, su recién estrenado desempeño como juez se ve maculado por unos señalamientos indignos de un togado. El país merece una explicación del Gobernador y el Presidente del Senado acerca de este caso insólito, en el que el poder de nombrar y el de confirmar se han ejercido de forma tan imprudente.

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