«Aquellos polvos trajeron estos [deslizamientos]»

Aunque lamentable, los deslizamientos de terreno que han impactado viviendas, rindiéndolas inhabitables, eran perfectamente predecibles. Desde hace décadas, se ha construido temerariamente en lugares poco aptos para ello. La gente lo ha hecho, y el gobierno lo ha permitido. Las personas han asumido el riesgo, y ahora pagan las consecuencias de su imprudencia. Entendidos en la materia lo han advertido muchas veces, pero esas voces no han sido escuchadas. Gente voluntariosa, constructores inescrupulosos y funcionarios indiferentes se han combinado para este desastre, lleno de «llanto y crujir de dientes».

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