En estado de indefensión

La realidad colonial nos da en la cara a cada paso. No importa de lo que se trate, ahí está el poder omnímodo del Gobierno de Estados Unidos. Varias de nuestras comunidades luchan por su salud y seguridad, ante la amenaza de las torres de telecomunicaciones que, abusiva e imprudentemente, se les colocan demasiado cerca. El Gobierno de Puerto Rico intenta protegerlas, pero dentro del estrecho margen que le deja una legislación federal americana que «ocupa el campo», concepto jurídico que conocemos los abogados.

El resultado de todo esto es que, como si fuera poco tener que batallar contra los grandes intereses económicos de las empresas de telecomunicación, esos vecinos no pueden esperar gran ayuda de un gobierno puertorriqueño de poderes menguados ante la metrópoli. He aquí la tragedia del coloniaje. En cualquier otro país del mundo, solo habría una instancia ante la cual dilucidar estas cosas. En el nuestro, de poco valen las buenas intenciones de los funcionarios del gobierno local, pues la última palabra siempre la tienen en Estados Unidos.

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