Un gran remedio

El salvajismo contra menores de tierna edad, por parte de padres o encargados, es un gran mal que requiere un gran remedio. Ha llegado el momento de tomar unas medidas drásticas. El sistema de justicia penal debe proveer un castigo ejemplarizante, que incapacite a quienes maten o lastimen gravemente a estas criaturas a su cargo. La pena para estos delitos debe ser fija de 50 años naturales, sin derecho a libertad bajo palabra o reducción por buena conducta. De esta manera, estos monstruos morirán en la cárcel o saldrán muy viejos para hacer daño. De todas maneras, la sociedad se librará de ellos durante medio siglo.

Si hay que construir una institución penal para albergarlos, el país pagaría con gusto un impuesto especial para ello. Cualquiera sea el costo de mantener estos confinados, será una buena inversión en prevención y tranquilidad social.

Que me digan cuánto es la aportación que me toca, para hacerle el cheque ya al Secretario de Hacienda.

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