A capa y espada

Nada me agradaría más que se hiciera realidad la proyección entusiasta de nuestro Secretario de Estado para que Puerto Rico amplíe su marco de acción con otros países. Si él logra romper -- o siquiera expandir -- el cerco colonial que nos subordina a Estados Unidos en la escena internacional, habrá que proponerlo para el Premio Nobel de la Paz, como poco. Pero, los antecedentes no son halagüeños. El imperio nunca ha permitido que su colonia en el Caribe participe en entidades o forme parte por su cuenta de organismos ni siquiera regionales. En el mejor de los casos hemos sido un apéndice de la metrópoli, como parte de la delegación de Estados Unidos. La inmensa mayoría de las veces no se nos permite participar como lo que somos: una nación latinoamericana, junto a  las demás, en cónclaves de la América hispana.

David Bernier -- otrora destacado esgrimista --  tendrá que hacer galas de una fina esgrima con el Departamento de Estado de Estados Unidos, para lograr anotarse algún punto en esta contienda.

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