Una renuncia impostergable

Me parece claro que el juez federal Salvador Casellas tiene que renunciar, vista su involucración en el caso en el que su hijo es sospechoso de asesinar a su esposa. Desde el principio, la actuación de Casellas padre ha estado signada por la imprudencia. Entendido su natural interés en el asunto, el juez no ha observado la norma fundamental de su ministerio: evitar siquiera la apariencia de conducta impropia. Él debió guardar distancia de la investigación, respetando escrupulosamente la jurisdicción de las agencias investigativas. Desafortunadamente, la sangre ha pesado más que su compromiso con la toga. Si, como es natural, él desea estar de lleno en la defensa de su hijo, la renuncia a la judicatura es lo que procede. De lo contrario, continuará dando la impresión -- cuando menos -- de que se vale de su cargo indebidamente para terciar a favor de su hijo en este trance.

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