Una política de mentirijillas

La noticia de que unos funcionarios y exfuncionarios puertorriqueños apoyan la candidatura de Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos demuestra una vez más que seguimos jugando a ser americanos, unos porque creen que eso los acerca a la estadidad, y otros porque creen que así van a tener acceso e influencia para lograr distintos fines personales o políticos. Unos y otros no se dan cuenta de que el Imperio no funciona así.

Si Biden ganara, ni se va a acordar de estos boricuas que hoy tan entusiastamente lo respaldan en el ejercicio absurdo de hacerlo para una elección en la que ni ellos pueden participar por carecer del derecho al voto. Se trata del colmo de la enajenación que produce la colonia. Aun los que no quieren la integración a Estados Unidos pretenden participar en su proceso electoral, para no dejarle la cancha sola a sus adversarios políticos en Puerto Rico. Súmele a la enajenación el infantilismo político.

Así se hace el ridículo en esta colonia caribeña, esquizofrénica y patética en su sumisión y rechazo a la libertad.

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