La factura del Cosmos

Los que le sirven al Imperio en sus Fuerzas Armadas no solo le hacen su trabajo sucio imponiendo la agenda hegemónica, sino que regresan — los que lo hacen — convertidos en guiñapos o <<bombas de tiempo>>. De esto último se tienen ejemplos continuamente. Enloquecidos por lo que han visto y han hecho en tierras lejanas, se deterioran paulatinamente hasta que estallan violentamente contra sí mismos y los de su entorno. El Imperio les sacó el jugo y luego los desechó como bagazo. Fueron a jugar a los soldaditos irresponsablemente, a matar indiscriminadamente y a mearse en los cadáveres. como mofa macabra y, más temprano que tarde, el Cosmos se cobra su venganza destruyendo sus vidas y las de sus seres queridos.

Pero, no se aprende y, por supuesto, no se rectifica. Siempre hay tontos útiles dispuestos a ir a la guerra como el que va a un picnic o a jugar uno de esos juegos electrónicos de matar muchos enemigos. Por cada uno que se suicida o va preso por matar a su mujer y sus hijos hay cientos que toman su lugar en las filas de la inconsciencia, para que el Imperio se asegure el petróleo o cualquier otro recurso natural de gran valor.

Doblemente trágico cuando se trata de un compatriota de esta colonia caribeña de Estados Unidos de América.

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