Está ardiendo Santiago

Evidentemente, los chilenos se han hartado de Sebastián Piñera. Es claro que lo que ocurre no es cosa del precio de los viajes en metro ni cosa que se parezca. Darle reversa al aumento no resuelve nada. El descontento popular con las decisiones neoliberales del empresario advenido en Presidente es demasiado grande e incontenible. A un pueblo no se le puede explotar inmisericordemente para beneficio de los pudientes, y luego esperar que no pase nada. Lo del metro ha sido solo el detonante de una situación ya de suyo explosiva.

Los chilenos y todos los demás deben aprender la lección: no se puede esperar nada bueno de gobernantes procedentes de las altas esferas del sector privado. Para esa gente, los pobres no existen y los de la clase media son solo piezas en su maquinaria para hacer fortuna. No hay empatía verdadera con los necesitados; por eso, las decisiones que se toman responden solamente a los intereses de la clase económica dominante.

De ahí la hostilidad de Piñera hacia Maduro y su gobierno. Tiene pánico de que el socialismo venezolano acumule logros que sirvan de ejemplo a Chile y otros países. Por eso ha hecho causa común para destruir a Maduro. Pero, no se percató de que la destrucción de Chile perpetrada por él mismo le explotaría en la cara.

Está ardiendo Santiago.

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