Ni regalado

Al Tren Urbano le ha pasado lo que a esos negocios que venden su mercancía a sobreprecio: terminan rebajándola a mitad de precio. El problema es que, aunque lo pongan a tres pesetas, no es mucha más la gente que se va a montar porque, sencillamente, su ruta es demasiado corta y limitada.

El Tren, como se concibió, fue una mala idea desde el principio, y seguirá siendo un fracaso, aunque lo pongan a cinco chavos.

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