Un remedio peor que la enfermedad

Dicen que «lo malo es lo que se pega». Hace unos días, dije que me parecía mal que fuéramos con la queja al «Gran Padre Negro» Obama para que nos salve de Fortuño y Cía. Ahora, doña Aida Díaz - la de los anuncios con retrato en el periódico sufragados con las cuotas de sus representados - corre a la Casa Blanca para quejarse de Chardón. ¡Si no fuera porque ya los americanos nos invadieron en 1898, esto sería casi una invitación a que nos invadieran y se hicieran cargo del país!

La consecuencia lógica de este acto y el de la cartita de los intelectuales que piden auxilio a Washington es que volvamos a la época en que el Presidente de Estados Unidos nombraba a americanos como los funcionarios gubernamentales de Puerto Rico. Y ya sabemos los resultados de esa práctica.

La frustración y la indignación con Fortuño, Inc. no puede llevarnos a revertir a la situación de las primeras décadas de la colonia con Estados Unidos.

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