«¡Cosa más grande, caballero!»

Lo de Juanita Castro, agente de la CIA, es fiambre o quizá «ropa vieja». Porque, ¿acaso alguien podía tener alguna duda sobre ese vínculo, ahora reconocido? Pero, la pobre mujer, ahora se encuentra conque la Calle Ocho, en vez de aclamarla como lo único decente de los Castro Ruz, le tritura su libro y la acusa de traidora y casi, casi de ser agente de Fidel y Raúl. Así que se ha quedado entre dos aguas.

Bien que le pase. Creo que, en el fondo, el exilio no la acoge, por haberse prestado para hacerle la «guerra sucia» a sus hermanos, mientras cobraba de Langley, Virginia. Fidel le ha hecho el mismo caso de hace 45 años. ¿O alguien piensa que, si él no hubiera querido, ella estaría todavía hablando mal de él?

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