Los lodos de hoy

La situación que se vive es el resultado de una economía artificial, denunciada hace varias décadas - principal, aunque no exclusivamente - por visionarios como Albizu y Concepción de Gracia. Pero, tildándolos de «subversivos», se descartaron sus argumentos y fundamentos. Huyéndole a la independencia, se fomentó la dependencia casi absoluta en la relación con Estados Unidos, ese coloso del Norte cuyo poderío económico parecía, a ojos ciegos de soberbia ajena, inextinguible.

Por ello, poco se hizo para construir un país que, aunque modesto, fuera nuestro. Poniéndole nombres en inglés a las urbanizaciones y al resto de nuestro entorno, se nos fue creando la fantasía de que éramos un país pudiente, y comenzamos a ponerle precio a las cosas como si lo fuéramos, y adquirimos hábitos de consumo insostenibles a largo plazo. La quiebra personal y comercial fue el preludio de la del Estado.

No hubo voluntad de rectificación. Al adversario no se le reconoce que tenga razón nunca. Mejor es hundir al país, antes de aceptar el error propio. Hoy, que los americanos andan despavoridos porque su país se cae en pedazos, los criollos de aquí apuestan por un milagro que les resuelva.

Cuando se ha vivido tanto tiempo de rodillas, es muy difícil ponerse de pie.

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