Sin brincos ni saltos

Diré algo de doña Sonia. Me parece que ella, como muchos latinos que viven en Estados Unidos, crecen bajo el signo del menosprecio - en el mejor de los casos - y ello los lleva a buscar desesperadamente la aprobación de los WASP. De ahí los aspavientos con que se reciben las distinciones y los honores del establishment. Es esa clase de entusiasmo exagerado lo que provoca el faux pas de decir que su trasfondo personal le puede servir para adjudicar mejor que otros jueces, algo que ha exaltado a la jauría conservadora en su contra y no abona a una imagen de un juzgador ecuánime, requisito indispensable para la judicatura en cualquier nivel.

Los latinos deben aprender a celebrar sus triunfos en el mundo anglo- hablante de una manera más normal. Sin sentir que «el amo» los está premiando y hay que lamerle las botas, mientras se dicen disparates de todas clases. Ésa es la verdadera igualdad a la que debemos aspirar todos.

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