Justicia lenta no es justicia

 Para que los remedios en ley surtan sus efectos plenos es preciso que se reclamen oportunamente. El error que se comete con demasiada frcuencia es dejar pasar demasiado tiempo para denunciar una situación  impropia, irregular o delictiva. Independientemente de que al perjudicado o reclamante le asista la razón, lo cierto es que el tiempo no le favorece y dificulta que se le haga justicia.

La otra cara de esa moneda es que la administración de la justicia también tiene que proveer «justicia rápida y económica», como reza el principio rector del ordenamiento procesal. Y aquí es que se falla malamente, pues la lentitud de los procedimientos es y siempre ha sido «pandémica». La combinación de ambas cosas produce el fracaso de la justicia que es de todos conocida.

Ese fracaso de la justicia en los casos particulares es el fracaso de la Justicia colectiva del sistema.

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