El «Moisés» de Camuy

 A las iglesias les debería bastar con que hay una en cada esquina, pueden abrir todos los días y ahora están en todas las redes sociales y medios de comunicación para llevar su mensaje.

Pero, no. Los viejos resabios de las teocracias son eternos, y el afán de gobernar Biblia en mano resucita con cada amanecer. Hay que legislar el Decálogo, a las buenas o a las malas. Y las prácticas de ayuno y oración son ahora parte de la política pública del Estado y sus municipios. Hasta por «decreto», según el «Moisés» de Camuy, posando con un decreto que, a la distancia, recuerda las tablas de la ley con las que bajó aquel otro después de 40 días en el monte.

Claro, que aquella primera versión no duró mucho, pues el famoso tartamudo no fue «tardo para la ira»,y las rompió de un coraje que tenía mucho de la ira santa de Jehová.

Ojalá uno de estos días no le descubran alguna acción poco «edificante»...

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