Creer... pero hacer

Los llamados «libros sagrados» hay que saberlos leer. Quien los lea creyendo que todo lo que dicen es literalmente cierto comete un tremendo error, que puede tener consecuencias muy graves y hasta fatales. En la medida en que la fe que postulan se sigue al pie de la letra y los ejemplos se tienen como verdaderos en toda su extensión, es posible que se haga daño a sí mismo y a otros, por incurrir en ciertas conductas lesivas a la salud y a la seguridad.

La historia está llena de ejemplos muy trágicos de personas que tomaron como ciertos pasajes bíblicos y por acción u omisión se perjudicaron o causaron daños a otros, incluso la muerte. La fe nunca puede ser ciega, y debe estar acompañada de cierto grado de razón y sentido común. De lo contrario, se creen cosas totalmente absurdas e imposibles, descansando en que ocurrirá un milagro que cambie el curso natural de los acontecimientos.

Actuar de espaldas a la ciencia en asuntos de salud y «dejarlo todo en manos de Dios» es una temeridad que se paga muy caro, a veces con la vida.

Algo que quizá no sea un problema, si se cree en la vida eterna y hay prisa por alcanzarla.

Comentarios

Entradas populares