La justicia empieza por casa

El Poder Judicial puertorriqueño haría bien en atender el reclamo de justicia salarial de sus empleados no judiciales. Dejando a un lado los méritos intrínsecos de tal petición, se ve muy feo que quienes tienen la autoridad para hacerle justicia a otros no la hagan en su entorno inmediato. Rezuma clasismo las pretensiones de mejorar las condiciones económicas de los jueces y preterir a quienes laboran con ellos en la tarea de impartir justicia. Los jueces deberían dar el ejemplo de apoyar el reclamo de sus compañeros de trabajo.

Estamos ante un viejo problema en la administración de los tribunales. Hace varias décadas lo vi de cerca cuando laboraba en la Rama Judicial. Llegué a percibir cierta molestia y hasta hostilidad hacia el movimiento sindical de los empleados en procura de un trato justo y razonable por parte de un sistema que privilegiaba a los jueces.

Todo parece indicar que nada ha cambiado.

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