Descansemos todos en paz

Aunque la experiencia ofrece casos extraordinarios de supervivencia, me parece que el de los náufragos de Fajardo no es uno de ellos.Todo parece indicar que la temeridad que los llevó a aventurarse en el mar en un bote que hacía agua -- según ha relatado un testigo -- para probar un motor les pasó factura de manera terminal. Dos semanas de búsqueda sin éxito es más que suficiente para que se disipe la esperanza razonable de encontrarlos con vida. Incluso, resulta improbable que se encuentren sus cadáveres.

Entendido el dolor de sus familiares y seres queridos, hay que ser realista y aceptar que no hay más que hacer. Continuar la búsqueda es no solo inútil, sino hasta un riesgo para la seguridad de los rescatistas. Quede el ejemplo para quienes en el futuro consideren embarcarse en condiciones conocidamente peligrosas.

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